Es que empiezas jugando a saltar la cuerda, al escondite, hay un anhelo de no sabes que exactamente. Y un cariño dulce, un compañerismo y amistad, un deseo de pertenencia y de pertenecer. No se que.
Luego vas creciendo, aparecen bellos vellos en muchos sitios, crecen senos en terreno baldío, aparecen músculos y fortaleza que deseas apretar, la piel se endurece y desaparecen redondeces infantiles, y tu ahí, anhelando algo.
Descubriéndose ambos.
Hay algunos desvíos en el camino, pero pones primera, o “D”, enderezas el volante, de esos grandotes de antes, de cuando las palancas de cambio estaban detrás de el. Y aceleras!! Y encuentras el camino de regreso.
Y te encuentras con maravillas que aparecieron ayer, de la nada!
Y tanteas, poco a poco, sorprendida y suspirando.
Planeas, haces muchos planes y además planeas, como los aviones y descubres territorios extraños, pero verdes y fértiles.
Y sigues, creciendo juntos, almas que se reconocen desde siglos, desde los cantos rodados, y te entran ganas de gritar o de cantar o de llorar.
Entiendes ahora y aprovechas ese anhelo que te perseguía y lo disfrutas, arrebatadamente pero en calma, a su tiempo.
Tienes la fortuna de seguir y madurar. Crecer y multiplicarse. Como ensenan en la iglesia, como ensenan en la escuela, raíz, tallo, flor y fruto. Y mira que lo hicimos. Y con cuanta intensidad, amor
Ahora tu no vas a envejecer, como yo lo hago. Tu hermoso cabello, que tenia vida propia y se volvía mas canoso con tus preocupaciones y se oscurecía con tu tranquilidad, se quedara como al final, cuando sumergido en tus sueños, que espero serenos, se oscureció y se volvió aun mas brillante, como el de un ángel. Supongo que encontraste la paz finalmente. Tu perfecta piel no se marcara con mas arrugas, solo las que las alegrías mostraban en la comisura de tus ojos de esmeralda y en la frente tu cuidado y atención a todo y todos los que te rodeaba.
No mas, amor. Siempre joven, atractivo y hermoso. En el mejor momento de tu vida
Maravilloso todo esto, ciertamente
Desgarrante tambien